miércoles, 27 de mayo de 2009

Y LA HISTORIA SE REPITE. Puerto Vallarta.

En las postrimerías del porfiriato, apareció en México un libro de Andrés Molina Enriques, titulado Los grandes problemas nacionales. En esta obra, el autor hacía un detallado análisis de los factores geográficos, sociológicos, históricos y políticos que desde la colonia habían impedido el desarrollo económico y social de nuestro país.

Geográficamente hablando, la nación se encontraba territorialmente dispersa, razón por la cual Porfirio Díaz impulsó durante su gobierno la construcción del ferrocarril a todo lo largo y ancho del país; no sólo para desarrollar la actividad comercial sino para integrar cultural y socialmente a una sociedad que se había conformado a partir de un sistema de castas y estamentos con influjos coloniales.
Tal estructura social había dado origen a una enorme pobreza y a un sistema social y político basado en cacicazgos y oligarquías que habían obstruido el desarrollo socioeconómico del país y que continuó en algunas regiones aun después de la Revolución Mexicana. De hecho, todavía en 1909, bajo un sistema político de caciques, Porfirio Díaz aseveraba que el pueblo no estaba en condiciones de autogobernarse.

Cien años después, en pleno 2009, en algunas regiones de nuestro país, como es el caso de Puerto Vallarta, el sistema político dominante sigue siendo un sistema basado en cacicazgos y oligarquías. En primer lugar, porque son una o dos familias las que deciden quiénes dirigen el partido gobernante, quiénes son los candidatos y quiénes dirigen las organizaciones sociales. En segundo lugar, son esos mismos actores quienes deciden sobre el desarrollo del transporte local, las inversiones y las prioridades en el desarrollo económico sectorial. En tercer lugar, son quienes, junto con la autoridad municipal, ejercen la represión, el encarcelamiento, la intimidación o hasta, presumiblemente, la ejecución de quienes pretenden ir en contra de los intereses de estos caciques y algunos empresarios coludidos con el poder local.

Es fácil comprender por qué algunos trabajadores sindicalizados, a pesar de estar en contra del gobierno local o del pago de sus cuotas, mantienen la disciplina sin respingar. O qué me puede Usted decir de la disciplinada militancia partidista que sabe que su futuro y el de sus familias esta en manos de uno o dos patrones; y que no depende de su trayectoria, su militancia, su antigüedad o su capacidad, sino de su silencio.

Espero que entienda Usted por qué en Puerto Vallarta no se ha desarrollado el transporte, por qué se sigue destruyendo el centro histórico, por qué se sigue dando prioridad al desarrollo inmobiliario en terrenos de uso turístico, por qué no se han desarrollado otros sectores productivos, por qué existe tanta marginalidad, pobreza y exclusión social o por qué los vallartenses no han tenido la oportunidad de salir del bipartidismo.

¿Se ha dado cuenta Usted del dispendio, del subterfugio gasto que ha estado haciendo el gobierno municipal para apoyar a los candidatos oficiales o del apoyo que han solicitado a un importante grupo de empresarios locales para impulsar la campaña de sus candidatos?

¿Cree Usted que ante un sistema político local en el que predomina el poder familiar, el contubernio, la corrupción y la persecución, sea necesario implementar una política económica social, un plan emergente anti crisis o una política de ayuda a los desempleados? Naturalmente que no, ¿quién lo exige?; pues hace tiempo que los sindicatos dejaron de exigir aumentos salariales, porque sus dirigentes son sus propios patrones.

Hoy las cuotas sindicales sirven para financiar campañas, contratar mercenarios y financiar los excesos de sus dirigentes; de no ser así, ¿porqué ahora que taxistas, meseros u otros trabajadores sindicalizados se encuentran desempleados o en la ruina no reciben un complemento salarial o una despensa?

En fin, espero que un buen día este noble pueblo vallartense comprenda que ha llegado el momento de autogobernarse; que entienda que los tiempos han cambiado en casi todos los rincones del país y que aquí, sólo aquí, se vive después de cien años, el porfiriato de los tiempos modernos.

Martes 26 de Mayo de 2009.
Javier Orozco Alvarado
Rector del Centro Universitario de la Costa
Doctor en Economía InternacionalMiembro del Sistema Nacional de Investigadores

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