miércoles, 3 de junio de 2009

LAS PROXIMAS ELECCIONES

Ahora que nos encontramos inmersos en la plenitud de las campañas políticas, debo reconocer que en esta ocasión no comparto ni el compromiso, ni la confianza, la simpatía o proyecto personal alguno con los candidatos oficiales del gobierno municipal de Puerto Vallarta.

En lo particular, no tengo nada personal en contra de alguien o de algún partido en especial; la razón, simplemente, es que en una democracia todo ciudadano tiene derecho a disentir o a inclinarse por el proyecto político que más convenga a sus intereses como sociedad o como individuo, sin que esto sea motivo de escarnio, denostación o agresiones de ningún tipo.

No tendría por qué ocultar que un tiempo simpaticé personalmente con el PRI, porque tenía la confianza de que en Puerto Vallarta gobernarían honestamente, impulsarían el desarrollo económico y turístico, protegerían los recursos naturales o que harían algo por resolver la marginalidad y la pobreza en que se encuentra el grueso de la población.

En mi calidad de ciudadano, al igual que Usted, tengo el derecho a disentir y a expresar mis preferencias políticas, mis desacuerdos y mi rechazo a los malos gobiernos, sin que esto comprometa a la institución o a quienes trabajamos en ella porque, finalmente, el voto es secreto y nadie está obligado a votar por partido alguno en contra de su voluntad.

Debo decirle también, amigo lector, que si un día simpaticé personalmente con el proyecto de Gustavo González, fue porque confiábamos en que iba a hacer algo bueno por Vallarta o que por lo menos cumpliría con los compromisos de campaña que demagógicamente asumió en el CUC cuando fue candidato, como construir una alberca olímpica, una guardería para las madres trabajadoras, etcétera, etc.

Es más, lejos de ayudar a nuestra institución, una vez que tomó el poder, inició un trámite legal para ir en contra de un amparo que había interpuesto el anterior rector para evitar la densificación urbana en el entorno del CUC; finalmente, le favorecieron los tribunales y ahora estamos rodeados de vivienda popular con altísimas densidades y excesivo tráfico vehicular.

Al contrario de lo que hizo contra el CUC, durante su gestión, Gustavo González impulsó una urbanización de primera en todo el entorno de su alma mater, la UNIVA, y la construcción de vivienda se oriento a baja densidad residencial, aun a pesar de ubicarse la Universidad en los alrededores del basurero de El Magisterio.

¿Por qué habría de simpatizar con estos personajes?, si sólo han lucrado con el gobierno de Puerto Vallarta. ¿Qué grandes obras hizo Gustavo, o que obras importantes ha hecho Javier Bravo, además de destruir el centro histórico y confrontarse con la ciudadanía? Dígame usted qué ha hecho Javier Bravo a favor del CUC o de su comunidad universitaria.

Por ética, creo que como egresado de la Universidad de Guadalajara, Javier Bravo podría haber hecho algo por la casa de estudios de los vallartenses, la Universidad que le dio la oportunidad de estudiar; en lugar de encubrir delincuentes o evadir su responsabilidad hacia las cinco jovencitas del CUC que atropelló el año pasado una patrulla del Ayuntamiento por falta de para buses y semáforos.

En fin, ¿Usted cree que nuestra comunidad universitaria tenga algún futuro con estos gobiernos? Ninguno, si no con el tiempo lo verá Usted con sus propios ojos.Como ciudadano, tengo la esperanza de un cambio; de un cambio que será para mejorar Puerto Vallarta, para salir del estancamiento, del abandono en el que se tiene a la ciudad, al sector turístico, a todos los sectores.

Tengo la confianza en gente como Nacho Guzmán porque es gente sensible, noble, agradecida con quienes lo ayudan, agradecido con la Universidad que le brindó la oportunidad de estudiar; que tiene entre sus valores la ética, el humanismo y la generosidad.

También tengo confianza en Max Lomelí; un joven maduro, con capacidad y experiencia administrativa, quien desde hace más de quince años ha formado parte del equipo directivo y de nuestra planta de profesores en la Universidad.

Tengo derecho en denunciar, igual que Usted, las irregularidades, el incumplimiento, los delitos de los funcionarios públicos y la falta de cumplimiento a quienes gobiernan, sin que por ello tengamos que ser objeto del escarnio, la denostación o la represión de que somos objeto los representantes de las instituciones educativas o cualquier otra entidad, por los empleados de la autoridad municipal.

También tengo confianza en todos aquellos que formamos parte del movimiento ciudadano de Puerto Vallarta, porque un día tendremos la oportunidad de rescatar a este Puerto de la corrupción, del nepotismo, de la impunidad gubernamental, del deterioro ambiental, de la represión, de la coacción, de la intimidación, de la simulación y, definitivamente, de la continuidad de los malos gobiernos.Martes 02 de junio de 2009.

Javier Orozco Alvarado
Rector del Centro Universitario de la Costa
Doctor en Economía Internacional y Desarrollo Económico
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores

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